Como vemos, no existe uniformidad para todas las ayudas. Cada subvención es única y tiene una serie de elementos asociados diferenciadores. Por ejemplo, en algunas comunidades autónomas los fondos tienen un plazo de vencimiento o se entregan hasta agotarse la asignación.
En los casos en los que la ayuda se entrega cubriendo la totalidad del presupuesto de instalación y compra, la administración da por cerrado el proceso individual. Lo que quiere decir que, una vez que el solicitante ha recibido la ayuda, no podrá pedirla nuevamente sobre la misma instalación y sobre el mismo inmueble.
Sin embargo, esto no quiere decir que un inmueble no pueda presentar una segunda solicitud para financiar ampliaciones o modificaciones del proyecto. Lo que significa un proyecto independiente y con un monto distinto al primero.
A pesar de que muchas instituciones contemplan estas modificaciones o ampliaciones como parte de la cobertura, en la práctica se suele dar prioridad a los proyectos iniciales. Los proyectos en los que se hace la instalación por primera vez, a menudo, tienen prioridad sobre aquellos que se plantean como mejoras o ampliaciones.
En este sentido, y dependiendo de la región o institución, los particulares y comunidades de vecinos suelen tener prioridad sobre las empresas. Asimismo, las PYMES y pequeños negocios suelen tener prioridad sobre grandes empresas.
En cualquier caso, los organismos que administran y entregan las ayudas analizan cada proyecto de forma individual e independiente. Si se trata de una ampliación o una modificación de un proyecto ya instalado, lo más seguro es que se solicite un estudio técnico. En este se deben explicar las razones del nuevo proyecto. Además, el proyecto puede ser para sistemas de almacenamiento, monitorización, transformación y distribución no incluidos en la primera fase del proyecto.